Cada 5 de marzo, desde 1998, se celebra en todo el mundo el Día de la Eficiencia Energética. La iniciativa nació durante la Primera Conferencia Internacional de Eficiencia Energética, que se celebró en Austria hace 22 años, y que tiene como objetivo concientizar a la población sobre la necesidad de reducir el consumo energético mediante un uso racional y sostenible de la energía.
La eficiencia energética hace referencia a un uso eficiente de la energía y se dice que «un aparato, proceso o instalación es energéticamente eficiente cuando consume una cantidad inferior a la media de energía para realizar una actividad. Una persona, servicio o producto eficiente comprometido con el medio ambiente, además de necesitar menos energía para realizar el mismo trabajo, también busca abastecerse, si no por completo, con la mayor cantidad posible de energías renovables (también llamadas energías alternativas)»
La eficiencia energética es fundamental para proteger al planeta ya que al ahorrar energía en cada proceso, se reduce la emisión de CO2 a la atmósfera y por ende, los efectos adversos del cambio climático.
Según calcula la Global Footprint Network (GFN), actualmente se necesitan el equivalente a 1,6 planetas para alcanzar los recursos que los seres humanos utilizamos cada año. Es por eso que el Día Mundial de la Eficiencia Energética cobra una vital importancia.